BLOG

En la incomodidad está el crecimiento

"Hombre atlético celebrando tras cruzar la meta en una carrera, símbolo de superación personal y disciplina en el deporte de alta resistencia."

¡COMPARTE!

Llevo más de 10 años practicando deporte de alta resistencia. Como ya he comentado en otros blogs, empecé por necesidad de validación externa, pero con los años, ese motivo ha ido evolucionando.

Al principio, no entendía el por qué lo hacía. Solo sabía qué hacía y cómo lo hacía, pero me faltaba una pieza fundamental: el para qué.
¿Por qué entrenaba así? ¿Qué me motivaba realmente?
La verdad: durante años me motivó el “proof people wrong”, o lo que en español sería demostrarle al mundo que estaban equivocados sobre mí. Quería que vieran que podía dar más de lo que esperaban, y así obtener aprobación. Eso era todo.

De los extremos a la búsqueda del equilibrio

Durante mucho tiempo viví en los extremos. Fiestas, excesos, vicios como el alcohol y el cigarro formaban parte de mi identidad. Me sentía “el alma de la fiesta”, entre bailes y shots, buscando esa descarga de dopamina rápida que genera una falsa sensación de satisfacción.

Después pasé de eso al entrenamiento intenso y disciplinado. No fue de un día para otro, fue un proceso de transición. Pero el punto es que no conocía el equilibrio. Desde mi perspectiva, o iba con todo… o con nada. Lo daba todo en lo que hiciera, pero nunca me preguntaba:
¿Para qué?

El derrumbe que cambió todo

Hace casi tres años, todo colapsó. Se derrumbó la ilusión de control que tenía sobre mi vida.
Entré en lo que muchos conocen como “la noche oscura del alma”.
(Ya escribiré sobre eso en otro blog, para quienes no lo conozcan.)

Y fue en ese punto de inflexión donde todo hizo click. Me di cuenta de que toda esa disciplina, resiliencia y resistencia que había cultivado durante años de entrenamiento, especialmente en soledad, me salvaron.
Si no hubiera desarrollado esas capacidades, no sé si habría superado aquel período de quiebre personal.

Esta es mi historia, pero no tiene por qué ser la tuya. Escribo esto porque sí podemos aprender de la experiencia ajena. Aunque se diga que “no se aprende con cabeza ajena”, si eso fuera cierto, no existirían las escuelas.

Neurociencia y voluntad: el poder de entrenar lo incómodo

¿Cómo podemos evolucionar sin necesidad de tocar fondo?

Hay una forma muy simple, pero también muy difícil: hacer, cada día, algo que no quieras hacer.
Te lo explico con base científica para que tenga más sentido.

En un podcast entre Andrew Huberman (neurocientífico de Stanford) y David Goggins, hablaron sobre una parte del cerebro llamada corteza cingulada anterior.

Esta zona se activa y se agranda cuando haces algo que odias:

  • Entrenar aunque no tengas ganas.
  • Tomar duchas frías.
  • Resistir la tentación de comida chatarra.
  • Entrar en una bañera de hielo.

Estudios recientes muestran que esta corteza es más pequeña en personas con sobrepeso, más grande en atletas, y especialmente desarrollada en quienes enfrentan retos con frecuencia.
También se ha observado que se mantiene grande en personas longevas, lo cual sugiere que ahí reside no solo la fuerza de voluntad, sino también —quizás— la voluntad de vivir.

Y la buena noticia es que todos podemos desarrollarla.

Entrena la incomodidad todos los días

Desde entonces, entendí que hacer algo incómodo a diario es la forma más directa de entrenar tu mente.
Esa incomodidad te prepara para cuando vengan los verdaderos desafíos, porque créeme: van a venir.

La clave está en ser consciente de que no quieres hacerlo… y aún así, hacerlo. Porque tú lo eliges. Porque sabes que te hará crecer.

Cuando entendí esto, todo cobró sentido. La mayoría de los días no me provoca entrenar, o no me siento bien para hacerlo. Pero igual lo hago. Y sin saberlo, llevaba años construyendo esta parte de mi cerebro.
Esa parte que hoy me permite atravesar los obstáculos que la vida me pone delante.

Hombre musculoso haciendo ejercicio de lagartijas con expresión de esfuerzo y determinación en un gimnasio moderno
Entrenar en la incomodidad fortalece cuerpo y mente.

¿Y tú? ¿Estás dispuesto a hacer lo que no quieres hacer?

Te dejo con esta frase de Mike Tyson que resume perfectamente este mensaje:

“La disciplina es hacer aquello que no quieres hacer, pero hacerlo como si lo amaras.”

Ahora que lo sabes, ¿vas a quedarte en tu zona de confort?
¿O vas a entrenarte para los momentos duros que inevitablemente llegarán?

Yo ya te compartí lo que a mí me ha funcionado.
Ahora, te toca a ti elegir.

Gracias por leer,
Abrazo,

Picture of Andy De Sousa

Andy De Sousa

¡COMPARTE!